En esta época de cambios vertiginosos impulsados por la
revolución digital, es frecuente encontrar por igual a fascinados y a perplejos. Los encantados y los desconcertados comparten la misma situación de parálisis: han dejado de pensar; el contexto les ha sobrepasado y no saben cómo resituarse en el presente. El fascinado sólo ve inmensas posibilidades para el futuro, mientras que el perplejo vive anclado en la confortable
seguridad del pasado.
Reflexionar sobre los nuevos escenarios comunicativos provocados por
Internet es aceptar el desafío de seguir pensando, de no sucumbir al vértigo, y de intentar dar cuenta razonada de lo que está ocurriendo en nuestra profesión. Aunque todo se mueva muy rápido.
Internet ha trastocado gran parte de los
paradigmas que hasta ahora nos ayudaban a comprender los
procesos de
comunicación pública en
medios masivos. En lo que sigue, me propongo sistematizar en siete paradigmas los cambios que, de modo más relevante, caracterizan el nuevo paisaje mediático que emerge en la
Red.
Frente a la unidireccionalidad propia del
modelo de difusión punto-multipunto, típico de la
prensa y de la
radio-
televisión, la Red genera un modelo bilateral, debido a su
arquitectura cliente-
servidor, que en cierta forma es inverso al anterior.
Al existir un soporte físico común, tanto para la
distribución como para el acceso a la
información, los
proveedores de contenidos y los usuarios pueden establecer en este canal un vínculo bilateral, ya que sus roles resultan perfectamente intercambiables.
De este modo se proyecta a
escala pública el paradigma de la comunicación telefónica, situación en la que los interlocutores intercambian permanentemente sus roles de emisor y receptor gracias a la utilización del mismo canal.
La interactividad cristaliza en
sistemas de feedback más dinámicos, inmediatos y globales, que paulatinamente se transforman en mecanismos de
encuestas online, ya utilizados para orientar el sentido de las campañas electorales o el
desarrollo de las tramas y la
evolución de los personajes en los seriales de ficción televisiva.
Segundo paradigma: Personalización
Los medios de comunicación electrónicos, gracias a la concurrencia de las tecnologías del cable y el satélite, consiguieron en los años ochenta segmentar temáticamente sus ofertas de
programación pasando así del modelo broadcasting al modelo narrowcasting. La Red ha permitido un grado más en esta evolución: del narrowcasting al point-casting.
Los
servicios de información online no sólo se orientan a targets con perfiles demográficos, profesionales o económicos similares, sino que se orientan a individuos, ya que la Red permite responder a las demandas de información específicas de cada usuario en particular.
La desmasificación de
la comunicaciónpública mediante la personalización de los
servicios de información ya se verifica en las versiones electrónicas de los medios, así como en las posibilidades de configuración de algunos
buscadores y portales de Internet.
El viejo sueño de la información a
la carta se hace realidad, pero no sustituye las bondades del "menú del día", clásica
oferta de los medios masivos generalistas. Un modelo de comunicación personalizado a la medida de cada usuario tiende por definición a eliminar los referentes comunes, y si no hay una agenda pública, no hay opinión pública.
La
tecnología digital permite la
integración de todos los formatos de información (
texto, audio,
video,
gráficos, animaciones) en un mismo soporte. Este
carácter multimedia de la Red ha permitido la convergencia de los diversos medios de comunicación en Internet. Diarios, revistas, emisoras de radio, canales de
televisión y hasta películas de
cine se han integrado en un mismo soporte, junto a multitud de nuevos servicios de información, diseñados originalmente como
recursos multimedia.
Esta característica de la Red suele dar lugar a la polémica acerca de su
identidad como medio y a la supuesta sustitución de los medios anteriores. Históricamente, cada nuevo medio en
función del potencial comunicativo del soporte que utilizaba ha desarrollado unos contenidos, un
lenguaje, una sintaxis y una
estética propias, a la vez que su emergencia ha conducido a los viejos medios a redefinir su identidad.
Por una parte, la evolución de las tecnologías de la información
muestra que la
dinámica que opera entre viejos y nuevos medios es la de complementariedad, no la de sustitución. Por otra parte, gracias a los medios clásicos que han proyectado su presencia en la Red, Internet constituye un meta-medio; mientras que considerando los nuevos servicios de información surgidos originalmente para la Red, Internet es un nuevo medio.
Cuarto paradigma: Hipertextualidad
Frente al modo lineal o secuencial que ordena la
estructura del
discurso en los
medios tradicionales, los soportes digitales permiten un
modelo de
construcción narrativa caracterizado por la
distribución de la
información en unidades discretas (nodos) y su articulación mediante órdenes de
programación (enlaces).
El hipertexto es la última
frontera tecnológica de la
escritura (al menos por esta semana), y exige nuevas destrezas comunicativas y un mayor esfuerzo de
lectura. La desarticulación del
texto, su fragmentación y la posibilidad de enlazarlo con cualquier otro texto disponible en la
Red, desvanece el
paradigma lineal, y con él desaparece también la unidad, la autonomía, la estructura y a veces hasta la coherencia y el sentido propios de los textos escritos y audiovisuales.